Volvió la suerte

Un mes desde la última entrada en el que en lo relativo a pesca nos han sucedido pocas cosas, por no decir ninguna. Solo un par de salidas con Jesús a ríos cercanos después de trabajar buscando actividad en las horas finales del día, incluso con la esperanza de algún sereno ya que con estos calores se antojaban lógicos, pero ambas jornadas resultaron nefastas. 

Pese a las condiciones, a prioi, favorables para que se diese la situación, ni la aparición de mosca ni la actividad de las truchas dieron la cara, es más, la actividad fue absolutamente inexistente los dos días. Ni siquiera recordaba la última vez que salí al río dos veces seguidas sin pescar nada, ya no yo solo, si no ninguno de los dos, pero bueno, así es la pesca y lo cierto es que el calor sofocante que ha estado haciendo tampoco ayuda.

En esta última ocasión volví a uno de esos escenarios para hacer una jornada más larga desde por la mañana con un resultado algo mejor, a poco, que en la anterior visita. La mañana era fresca y con un viento suave pero bastante molesto. Una vez en el agua poca actividad se percibía en la superficie salvo una trucha que se cebaba insistentemente en un pequeño recoveco parado del río; lancé la ignita en parachute que tenía atada y a la primera subió a por ella pero fallé la clavada, volví a lanzar varias veces más hasta que decidió que iba lo suficientemente bien colocada como para comérsela y entonces la clavada fue certera.

La mañana transcurrió con muy poca actividad por parte de las truchas, únicamente pude revolcar un par de truchas más y alguna que otra subida de truchas pequeñas que no pude materializar. Ante la falta de movimiento decidí comer un bocado a eso de la una pensando en que, quizá, se produjera algo de eclosión en las horas más centrales ya que el día estaba siendo bastante fresco.

Poco me confundí y sobre la 14:00 se empezaban a ver las primeras efémeras salir del agua. Alguna cebada tímida se intuía en las zonas de corriente suave pero no me cogían la imitación en parachute así que cambié por una pequeña mosca en un 18 en CDC y seda carne brincada en oliva claro, de las más veteranas de la caja y que en general cogían bastante mejor que la mosca tan rígida de hackle. No obstante, pude ir alternando entre ellas y en las zonas de aguas más veloces la mosca en parachute ofrecía mejores resultados, entre otras cosas porque era capaz de verla. 

La eclosión fue a más durante las primeras horas de la tarde, básicamente aparecieron Ecdyonurus, que emergían desde las orillas y que no despertaron nada de actividad en estas zonas, pese al gran volumen de individuos, y alguna S. ignita, muy pocas y sin relevancia en la actividad de los peces. Los que sí despertaron mayor atención fueron los pequeños bétidos de verano que emergían en las tablas más o menos rápidas, parece ser que la poca actividad de los peces se centraba en ellos.

Posible Ecdyonurus baeticus que aparecieron en gran cantidad a primeras horas de la tarde

Primeras horas de la tarde muy entretenidas pese a que los peces estaban duros de verdad, en las zonas más lentas había que insistir bastante hasta que finalmente se decidían a tomar la mosca pese a pescar en muchos casos sobre cebada. En las zonas movidas, y pescando al agua, de vez en cuando sorprendía algún ataque fugaz que rara vez se traducía en pez a la mano, pero bueno, aun así te permitía estar concentrado en estas zonas cosa que es de agradecer. Ya sobre las 18 la actividad cayó bastante y decidí recoger para volver a casa.

Creo que podemos resumir el día como bueno, desde luego si lo comparamos con los anteriores, pero que me deja un raro sabor agridulce ya que el río y, sobre todo, la buena aparición de mosca debían haber dado algo más de si.