Jornadas de abril. Parte 1

Dos jornadas en solitario un tanto dispares, ambas marcadas por el bajo caudal de los ríos y por ser en días muy muy soleados, combinación que no me gusta mucho, pero bueno, hemos venido a jugar.

En esta primera jornada no iba a estar mucho por el río, apenas 5 h de pesca pero que comenzaron realmente bien. En frente del coche se vislumbraba una buena vena de corriente que seguro albergaría algún buen pez, tanto fue así que al tercer o cuarto lance conseguía una musculosa trucha que me hizo sudar de lo lindo con sus constantes descuelgues por la corriente.
Librando el bolo nada más empezar se mira ya con otros ojos el río. Esa vena no dio nada más, extraño porque era una postura para ello. Subí entonces a la siguiente zona similar, con una corriente poco profunda y abundantes algas y obstáculos en el fondo en forma de palos y ramas.
Lancé las ninfas aguas arriba y vi algo platear que se desplazó a por ellas. Realicé un segundo lancé al mismo sitio y clavada de una espectacular trucha de las que dan mucha guerra. Cuando casi la tenía a mi merced el hilo se quedó fijo y sin movimiento, lo cual me anunció que ya no había rival al otro lado, el aparejo quedó enganchado seguramente en algún palo gordo del fondo... Como la postura era buena volví a pescarla exactamente de la misma forma y para mi sorpresa, de nuevo otra buena trucha pero de menor tamaño tomaba los señuelos prácticamente de igual forma y casi en el mismo sitio. Me pilló bastante de sorpresa y rápidamente quedó enganchada entre unas algas dando al traste con la captura.

Tras no volver a tocar nada más en las corrientes, y tras hablar con un par de paisanos con sus aparejos de ahogadas y que estaban teniendo todavía menos fortuna que yo, puse la vista en las tablas. Por la hora que era ya debería de haber algo de mosca por el río, pero no era así. Tras un rato pescando al agua un tramo rápido decidí volverme cerca del coche y parece que en esos minutos la cosa se animó un poco, por decir algo. Aparecieron algunas B. rhodani, otros pequeños bétidos  y algún llamativo Epeorus, pero como digo, muy muy escasos.
Un par de truchas comenzaron a cebarse en la orilla contraria de una forma bastante insistente. Esas aguas tan lentas hicieron que preparase un bajo adecuado: largo y en un 0.10, para asegurar pensé... Las posadas eran suaves, las derivas eran bastante correctas a mi parecer... Pero no entendía que estaba pasando, no conseguía resultado alguno y mientras, las dos truchas comiendo, no sé el qué porque la eclosión era escasísima y la sensación era de que no iba a durar más de media hora. Tras varios patrones tipo emergente, shuttlecock, alas en CDC, tándem con su ninfa... le llegó el turno a una emergente U22 oliva; pues oye, a la primera. La trucha más cercana subió franca y se lo llevó todo por el nudo del tippet... La cara de gilipollas que se me quedó tuvo que ser bonita. Entonces me dije: "ya he dado con la mosca", pues posiblemente, pero fue demasiado tarde porque no volví a ver cebada alguna.
Miré para atrás y un par de chavales que venían pescando a ninfa iban a alcanzarme, tenía el coche al lado y tampoco tenía tiempo para andar más así que decidí dar por terminada la jornada con este mal sabor de boca.

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