Jornada en el Esla

Casi finalizando la temporada y con los ríos más estables, nos fuimos a pescar el coto de Pesquera en el Esla. 

Llegamos sobre las 11 al río, bajaba perfecto... temperatura perfecta... y eclosión, perfecta. Teníamos todos los condicionantes a favor para pasar un buen día de pesca y la verdad que así fue.

Nada más entrar al río las cebadas eran constantes, pero no comían efémeras ni nada apreciable por lo que nos decantamos cada uno por un tipo de mosca: emergente oscura, emergenta clara y trico. Siendo sincero creo que no hacían distinción de ninguna y que realmente estaban por la labor de comer, porque subían prácticamente a cualquier imitación bien presentada.

Durante las dos horas antes de comer no daba tiempo a aburrirte: subidas, rechazos, fallos, clavadas... unas truchas de muy diferente librea todas ellas. Todo esto nos sirvió para hacer hambre y prepararnos para por la tarde.

Ya con las pilas cargadas a base de unos buenos callos con su pan lechuguino para arrebañar como Dios manda, bajamos aproximadamente a la mitad del coto donde existen varias tablas enormes donde podíamos pescar los tres. Al principio de la tarde estaban más duras, aunque alguna de vez en cuando se dejaba engañar pero a medida que avanzaba la tarde iban confiando y subiendo más a menudo a la mosca, si existir ninguna por la cual demostraran alguna predilección.

Pescamos hasta las 19 h de la tarde ya que la sombría en el río ya no invitaba a estar en el agua. Así que en general, y salvo por un par de patinazos con chapuzón,  podemos resumir el día como muy bueno ya que las condiciones acompañaron, el río perfecto salvo algunas zonas imposibles de vadear, y las truchas que aunque de tamaños contenidos 22-25 cm,  estando dispuestas a comer te garantizan una jornada de lo más divertida.