Jornada en el Órbigo

El domingo pudimos disfrutar de otra jornada de pesca. Esta vez el escenario escogido fue el coto de La Bañeza;  con la subida de tasas este año es bastante fácil adquirir cotos sobrantes, aunque este coto no es de los más difíciles de obtener. Llegamos a las 9 de la mañana al río, el cual tenía un caudal bajo, para nosotros perfecto. Ya se sabe “para gustos,  colores”.

Decidimos ponernos a pescar las corrientes con un par de perdigones. Los primeros lances no fueron muy efectivos ya que la zona de corrientes, más bien lentas, no era propicia para este tipo de pesca. Subiendo río arriba encontramos unos buenos chorros y la primera captura del día no se hizo esperar.

Seguíamos pescando por ese chorro y las picadas y revolcones se sucedían constantemente. Mi compañero observó una cebada y no dudó en cambiar a seca. A los pocos lances clavó una, y se le soltó. Yo continué río arriba, a ninfa, y era bastante divertido porque cada pocos lances tenías picada asegurada.

Siendo ya  las tres de la tarde decidimos ir a comer y reposar un rato sobre el río.

Cerca de las seis de la tarde nos reincorporamos a la pesca, y en este momento era más eficaz la seca que la ninfa. No se cebaban mucho, pero no hacía falta, porque salían al agua.

Sobre las ocho y media de la tarde nos posicionamos sobre unas tablas, esperando un ansiado sereno. Todo sugería que lo habría, pues había sido un día muy, pero que muy caluroso. Mientras, en esas tablas, mi compañero seguía sacando y revolcando truchas.

Cuando nos quisimos dar cuenta ya era de noche y no hubo eclosión alguna, así que de sereno, nada. Cosas de la pesca. Recogimos, comimos un taco y de vuelta para casa;  contentos y satisfechos por la jornada tan entretenida que pasamos.

Saludos y hasta la próxima jornada.